Dejemos que la pasión dormida
estalle en torrenciales lluvias,
que hagan brotar hierba fresca
de nuestros sedientos pudendos.
Dejemos salir el mar de nuestros adentros
y que las olas bramando se rompan
en los rincones secretos donde anidan:
el erotismo, el amor y la locura
de nuestros cuerpos fogosos,
deseosos de caricias y ternura
Dejemos que nuestro desequilibrado
amor desborde apasionados gemidos
que yacen en nuestros cuerpos dormidos,
dejemos brotar los deseos florecidos.
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