
Usurera me quede de media noche,
de medio día...,
deje que mi cuerpo reinara,
viajé y me quedé,
aproveché e intrigué,
poseí y olvidé...,
piensa que aun no retornaste.
Cuando tú,
pez de todos mis canales,
arrolles cristalinos anzuelos de seda,
calentaremos el sol,
órbita riqueza de mis paredes.
Pero devuélveme mis ojos,
insignificantes son en tus manos,
el aposento traje de tu corazón,
cual vidrio golpe lo quebrantas,
prosa reverente de tu ira.
Subterfugios de esta imagen que desata
lo que cualquiera puede abjurar...

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